MILEI
Varios periodistas han calificado a Javier Milei de “nazi”. Más allá de
lo desmesurado y agresivo del calificativo merece algunas consideraciones.
En principio cabe trazar algún paralelismo en cuanto a su desarrollo
político. Hitler se lanzó a la política en absoluta soledad, apenas apoyado por
un minúsculo partido como el Partido Obrero Alemán, luego transformado en
Partido Nacional Socialista. Su vertiginoso crecimiento se apoyó en una idea
fuerza: “la puñalada por la espalda”. Según ella la derrota de Alemania en la
Gran Guerra había sido la consecuencia de la traición de la clase política
alemana que aceptó una humillante claudicación en Versalles y no un inevitable fracaso
militar.
El pueblo alemán solo había padecido calamidades en la posguerra:
millones de muertos por el conflicto bélico y las enfermedades asociadas a la
desnutrición, una inflación nunca vista, pesadas deudas de guerra, una
desocupación creciente a partir de la crisis del treinta y la amenaza
permanente de un golpe de estado comunista.
No es de extrañar entonces que, un discurso inflamado que llamaba al
resurgimiento y a la revancha , generara júbilo y entusiasmo en extasiadas
multitudes.
El pueblo argentino entristecido y desesperanzado frente a una
inflación y pobreza crecientes ante una clase política inmersa en la corrupción
y la indiferencia ha adherido a otra idea fuerza: “que se vayan todos”. Y
muchos se hayan encolumnado detrás de la misma generando un apoyo a Milei al margen de su postura libertaria como
expresión de desencanto y protesta.
Dejando de lado este peculiar paralelismo todavía se desconoce quienes
acompañarán a Milei si fuera gobierno. Conocemos los nombres de algunos diputados
o su alianza con el hijo de un militar del Proceso pero se ha negado
reiteradamente a dar a conocer quienes serían los integrantes de su gabinete o
tan siquiera su vicepresidente o si presentará candidatos a las principales
gobernaciones.
Cuando Hitler fue designado canciller del Reichstag mostró su desprecio
por la clase política de entonces: Heinrich Bruning del partido Católico de
Centro o Franz Von Papen o figuras de la social-democracia. Con el crecimiento
del partido nazi aparecieron otros: Borman, Goering, Hess, Himmler; todos de
triste memoria.
Frente al antedicho interrogante solamente podemos pedir que la
historia no vuelva a repetirse.
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