viernes, 26 de mayo de 2023

 

              EL OPTIMO DE PARETO
 

 

 

En el pensamiento populista la desigualdad de una sociedad solamente puede corregirse desplazando recursos de aquellos que más tienen hacia los que carecen de ellos.

En esa línea se considera la riqueza de un país como un “quantum” o un todo inmodificable  e implica que lo que se quita a unos debe pasar a otros en función de una supuesta justicia social resultante en un juego de suma cero.

En la Argentina de hoy más de 20 millones de personas dependen del trabajo y el aporte de un sector privado  cada vez más ahogado por impuestos y presión fiscal crecientes mientras se implementan nuevas leyes destinadas a castigar la riqueza y los bienes de quienes más tienen.

Bajo el principio de que cada necesidad genera un derecho hemos llegado a la actual situación: un país otrora próspero transformado en una fábrica de pobres y niños hambrientos sumido en un camino casi de no retorno.

El economista italiano Vilfredo Pareto estableció un principio que determina que dada una asignación inicial de bienes entre un grupo de individuos, un cambio en la asignación que al menos mejora la situación de un individuo sin hacer que empeore la situación de los demás se denomina mejora u óptimo de Pareto.

Nuestro país tiene un único proyecto de solución: recrear la condiciones para un incremento de la productividad privada y las exportaciones que permita un aumento de la riqueza a repartir que suponga una mejora general más allá de una condición de desigualdad social que podría ser materia de debate `posterior.

Sin respeto por la propiedad privada e iniciativas que promuevan la inversión y el mérito y se alcance el punto de equilibrio planteado por Pareto que permita que algunos aumenten sus bienes sin necesariamente perjudicar a otros muy difícilmente la Argentina pueda superar su actual postración.

 

 

 

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