LA BATALLA EQUIVOCADA
Carlos E. Lanusse, Ateneo de la
República, 11-11-18
“Dar la batalla equivocada es perder la
guerra” C.E.L.
Los argentinos tenemos que elegir la batalla política que
queremos dar para reordenar nuestra historia de grietas con pésimos resultados.
Muchos creen que en 2019 daremos una batalla electoral y tal que un partido resultará
ganador y colocará al presidente. Será una batalla entre partidos y sus adversarios
electorales.
Nuestro punto de vista es muy distinto. En 2019 daremos una batalla entre la Nación y sus enemigos. Será entre
nuestro sistema republicano-democrático y el enemigo autoritario, adicto al
poder y basado en la corrupción. Una
batalla entre sistemas enfrentados, más allá de la partidocracia de turno.
En la primera opción es comprensible que el peronismo
federal, Cambiemos y otros partidos de derecha, conservadores políticos o la
derecha del interés, concurran cada uno por separado a la batalla electoral.
Ahora, si se trata de una batalla entre la Nación y sus
enemigos, entonces los partidos de derecha moderada y abierta deben unirse para
ganar. Deben acercar posiciones para lograr un frente común, el único que puede
derrotar al engendro anti-nacional del
populismo-cristinista y extrema-izquierda (ambos con la visión venezolana,
iniciada en enfrentamientos partidarios electorales sin nivel).
Como ejemplos, conviene repasar dos batallas equivocadas, ocurridas
durante este período de gobierno. La primera se refiere al enfrentamiento contra
los factores de inflación, pobreza y recesión. El gobierno eligió la batalla
gradual, con enorme error de predicción, pues la postergación de resultados
agravó el problema: con mayor endeudamiento, déficit financiero y pérdida de
credibilidad. El gobierno no pecó de
optimista sino que eligió mal su batalla
por desconocimiento económico y político.
Otra batalla equivocada estuvo a cargo del peronismo federal,
que con total ingenuidad sostuvo que a Cristina no había que combatirla, caería
sola y en el olvido. Aunque, realimentada por las fallas económicas del
gobierno, la ex presidenta creció en encuestas.
pregunta boba es ¿Quién ganará? Y la valiosa, ¿Qué sistema gobernará?
Ética de la riqueza
.
Es curioso y grotesco ver como el resentimiento contra el
rico termina haciendo creer que la generación de riqueza es perjudicial para
los pueblos. Hasta parece ser cristiano. Combatir semejante relato falso (de Cristina
y la izquierda) pasa por entender la base ética de la creación de riqueza. Esta
requiere dos reflexiones:
I.
La riqueza no es un bien en sí misma, sino sólo un método para reducir la
pobreza.
II.
La riqueza ya no proviene del Capital y sus aplicaciones, sino del
conocimiento tecnológico aplicado al trabajo y al capital, (nunca entendido por Marx).
Cuando el capitalismo
ya no requiere plusvalía sobre el trabajo y sus ganancias provienen de
aplicaciones tecnológicas, no hay explotación del hombre por el hombre y se
afirma el valor ético de la riqueza. Mientras se alerta a un Trabajo que ya no
es irremplazable.
Y se aclara la pregunta: ¿cuál
capitalismo?, ¿el financiero o el de economía-real con tecnología?
LA BATALLA ECONÓMICA
EQUIVOCADA
Durante el actual período presidencial dimos la batalla
económica equivocada, pues el gobierno se concentró en la generación de
recursos financieros, cuando debió dedicarse a la creación de riqueza. Se trata
de dos conceptos diferentes, ambos dentro del sistema capitalista. Es que los
recursos financieros pueden ser útiles, pero
hasta cierto nivel de endeudamiento, a partir del cual la acumulación de
intereses con altísimas tasas de interés resulta toxica para la riqueza.
Solo cuatro medidas: La batalla
por la riqueza aún no comenzó y está a punto de perderse. Aunque girando ahora
mismo, con cuatro medidas y apoyo político, el gobierno puede avanzar de cara
al futuro. El presente está perdido.
Mantener alto el
tipo de cambio,
por ejemplo en 40 pesos por dólar, pero corregido por inflación. Es evitar la
apreciación de nuestra moneda, como ocurre ahora que cae el dólar y suben los
precios. Enfrentar la inflación con atraso cambiario es fabricar corridas cambiarias.
Continuar con el
ajuste presupuestado, con la restricción monetaria y con la reducción del consumo. La recesión reduce el impuesto a los pobres, la inflación. El costo social de
hacerlo tres años tarde explica el agotamiento de la credibilidad, pero ahora una
marcha atrás sería aumentar ese impuesto.
Reducir la tasa de interés rápidamente, aprovechando la
caída del dólar. No como ahora en que se estira la agonía de ser asalariado o
empresario de la economía real. Tasas
bajas implican incremento de ocupación.
Indexar ahorros, a medida que
bajan precios, dólar y tasas. Corresponde reducir impuestos e indexar ahorros
(como en Chile), para interrumpir la carrera de tasas contra dólar y generar
ahorro en pesos.
Aunque estas medidas,
sin soporte político nunca funcionarán.
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