Estimados amigos:
Compartimos con Uds. el articulo de Roberto Cachanosky : CAMBIAR EL PROYECTO UN IMPERATIVO MORAL que gentilmente nos enviara la Fundación Atlas para una Sociedad Libre y cuyos conceptos merecen una especial consideración dados los tiempos que vivimos. Una lectura para la reflexión.
Compartimos con Uds. el articulo de Roberto Cachanosky : CAMBIAR EL PROYECTO UN IMPERATIVO MORAL que gentilmente nos enviara la Fundación Atlas para una Sociedad Libre y cuyos conceptos merecen una especial consideración dados los tiempos que vivimos. Una lectura para la reflexión.
Esto no es solo un debate de eficiencia económica. El mayor problema es la inmoralidad del “proyecto”
Si tuviese que dar una explicación de fondo de por qué hay que
cambiar el famoso proyecto, diría que la clave está en una cuestión
moral. Como dice el título de esta nota, en mi opinión es un imperativo
moral más que una cuestión de eficiencia económica. La inmoralidad del
llamado “proyecto” Nac&Pop pasa por varios aspectos.
En primer lugar, el denominado proyecto es inmoral porque usa los
principios de la democracia republicana para, disimuladamente, entrar al
sistema como un ladrón que aprovecha la distracción de su víctima para
robarle. Ataca a traición. Es decir, el kirchnerismo tiene vocación de
tiranía por definición. Ha dado acabadas muestras de tener un
comportamiento por el cual los que piensan diferente no tienen derechos.
Ahora bien, mediante leyes, decretos, trampas e incluso ignorar fallos
de la Corte Suprema de Justicia, van intentando modificar el cuerpo
legislativo para transformar en letra muerta las garantías
constitucionales de los ciudadanos. El objetivo es que el ciudadano
termine siendo una especie de súbdito de un grupo de burócratas que,
además, utilizan el estado en beneficio personal. Conceptualmente no
encuentro diferencia entre una dictadura que se establece a punta de
bayoneta y otra que usa la democracia republicana para, mediante el
voto, conseguir el monopolio de la fuerza del estado para luego ir
cambiando las leyes hasta cocinar a fuego lento los derechos
individuales y, de esta forma, ir transformando lentamente la democracia
republicana en una dictadura.
La inmoralidad del denominado “proyecto” reside, por un lado en
actuar a traición. Nunca declama abiertamente su objetivo de establecer
una tiranía. Usan la democracia para destruir la república y luego
también terminan destruyendo la democracia. Es lo que hizo el
kirchnerismo y el chavismo. Viendo que el uso de la fuerza para tomar el
poder no les resultó favorable en los 70, cambiaron por la estrategia
de decir que querían formar parte del sistema republicano para llegar al
poder y luego aniquilarlo.
Por otro lado, la inmoralidad más profunda es la de querer someter a
la población a un camino de esclavitud. Si se observa cómo han actuado
en estos 12 años, en líneas generales no han recurrido a la expropiación
de los factores de producción, más bien recurrieron a confiscar la
riqueza generada por la gente decente que todos los días se levanta para
producir. La expoliación impositiva ha sido el instrumento para
esclavizar a una población que luego de producir ve cómo el estado se
apropia, utilizando el monopolio de la fuerza, de buena parte de su
riqueza legítimamente obtenida. Quitarle por la fuerza a la gente el
fruto de su trabajo para dárselo a quién no le pertenece, es una
violación a los derechos humanos porque transforma a la persona
laboriosa en un siervo del gobernante.
La inmoralidad del proyecto reside, también, en adular a las masas
haciéndoles creer que tienen el derecho a vivir a costa del trabajo
ajeno. Decirle a la gente: Ud. tiene derecho a vivir de lo que genera
otro es profundamente inmoral. Inmoral porque somete al que produce e
inmoral porque despierta las peores pasiones de los seres humanos.
Justamente, otra de las inmoralidades del “proyecto” es el
enfrentamiento que ha generado entre los habitantes de Argentina.
Deliberadamente ha inducido al odio y al resentimiento entre los
argentinos inventando enemigos, tirando la piedra y escondiendo la mano
como cuando emiten a marcha forzada y ante la inflación que generan
dicen que es culpa de tal o cual sector productivo.
Es inmoral el “proyecto” cuando establece reglas de juego por las
cuales las empresas no obtienen utilidades ganándose el favor del
consumidor, sino ganándose el favor del funcionario de turno para que
les otorgue todo tipo de privilegios y restricciones a la competencia de
manera de tener cautivo a los consumidores.
Es inmoral el “proyecto” cuando le dice a una parte de la población
que tiene derecho a vivir rascándose la panza durante años mientras es
mantenido por gente decente que trabaja cada día de su vida. Dar
subsidios “sociales” en forma indefinida diciendo que es un derecho del
que los recibe, es inmoral por dónde se lo mire.
Es inmoral haber elevado la carga tributaria hasta niveles de
confiscación del ingreso y del patrimonio y haber utilizado el estado
para mantener a militantes rentados que no producen nada útil para la
sociedad. Es inmoral que esos militantes nombrados en el estado hayan
desplazado de sus cargos a funcionarios honestos por no pertenecer al
“proyecto”. ¿O acaso no es inmoral que hayan tomado por asalto el INDEC y
hayan despedido y humillado a personas por no acatar la orden de mentir
con la inflación? Pero además del INDEC también tomaron por asalto
reparticiones púbicas, ministerios, etc. Han hecho del estado un
verdadero botín de guerra.
Finalmente, y sin que el listado quede agotado, también es inmoral el
“proyecto” por el tsunami de corrupción que hemos visto en todos estos
años. Mientras se declama una falsa solidaridad social y les caen
lágrimas de cocodrilos por los pobres, amasan fortunas lavando dinero de
la corrupción de la obra pública en forma descarada. Hasta son capaces
de lograr apartar un juez que los investiga por corrupción con tal de
mantenerse a salvo de sus fechorías. Es inmoral que mantengan en la
pobreza a la gente y luego entretenerla con migajas para distraerla
mientras acumulan billetes por kilos.
En síntesis, este no es solo un debate sobre si el tipo de cambio
real es alto o bajo o si hay que privatizar Aerolíneas Argentinas o no.
El mayor problema es la inmoralidad del “proyecto” porque en forma
traicionera pretende terminar con los vestigios de libertad que quedan
para establecer una tiranía con el objeto de seguir usufructuando del
poder y mantenerse alejados de la mano de la justicia por los escándalos
de corrupción.
Insisto, cambiar el “proyecto”, no es solo una cuestión de eficiencia económica. Es un imperativo moral.
Fuente: EPT {economía para todos}
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