EL INCENDIO DEL REICHSTAG Y EL ASESINATO DE
KIROV
El 27 de febrero de 1933 un incendio
afectó seriamente a la sede del parlamento alemán. Su autoría fue atribuída a
un joven comunista neerlandés, Marinus van der Lubbe. Si bien ha seguido siendo
un tema de debate aun cuando el acusado admitió haber prendido fuego al
edificio.
Por esta razón fue sentenciado a muerte
y luego ejecutado.
A partir de este suceso el mismo fue
utilizado por Adolf Hitler como prueba para acusar al partido comunista alemán
de conspirar contra el Gobierno y establecer una rígida dictadura.
En un contexto histórico y circunstacias
totalmente diferentes, el 1 de diciembre de 1934 en la ciudad de Leningrado,
Serguéi Mirónovich Kóstrikpv, más conocido por su alias Kirov, fue asesinado en
un edificio del soviet de esa ciudad.
A pesar
de la identificación del autor llamado Leonid Nokolaiev el atantado contra
Kirov generó la detención, luego juicio y ejecución de numerosos líderes del
Partido entre ellos Grigori Zinóviev y Lev Kamenv que habían sido importantes
protagonistas en la guerra civil que azotó a Rusia entre 1917 y 1921. Ya
Trotski se encontraba en el exilio a pesar de lo cual también fue asesinado y
el atentado fue el inicio de los llamados“procesos de Moscú”que durante años
significaron el juzgamiento de numerosos dirigentes civiles y militares.
Lo remarcable de estos hechos tan distintos en todo sentido fue su
utilización y aprovechamiento con un claro fin político: el cercenamiento de
las libertades democráticas y la imposición del absolutismo.
Es por demás obvio que el intento de
magnicidio cometido contra la vicepresidente Cristina Fernandez no plantea un
punto de comparación con aquellos sucesos por múltiples razones.
No obstante, el uso y abuso por parte
del Gobierno de un hecho que ha merecido el repudio unánime de todos los
sectores evoca lo actuado en aquellos sucesos antes relatados.
La reiteración de atribuir la autoría a
“discursos del odio” por parte del periodismo o la oposición como asimismo atribuir
una responsabilidad a una acción judicial pidiendo una condena para la
vicepresidente llevan inevitablemente a recordar aquel pasado antes referido.
La
difusión por parte de la agencia oficial Telam de una imagen de una pistola en
cuya boca asoma un micrófono o la expresión por parte del senador Mayans
condicionando la paz social a la suspensión del juicio contra la vicepresidente
así como el propósito de sanción de una “ley del odio” recordatoria de la que
rige en Venezuela eximen de mayores comentarios.
Es por demás aconsejable que la ciudadanía
tenga siempre presente las enseñanzas que la Historia nos deja para no volver a
repetirla.
Muy buena la comparación de estos hechos tan dispares en el tiempo. El mismo mecanismo pero ya gastado
ResponderBorrarExcelente artículo
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