Entre lo importante y lo urgente por Edgardo Zablotsky
Les comparto mi nota “Entre lo Importante y lo Urgente,” publicada ayer en la Revista el Arcón de Clío, un estupendo emprendimiento realizado por docentes que dedican su vida a una de las profesiones de mayor importancia en nuestra sociedad,
El
año que viene a la misma hora. Probablemente esta sea la mejor forma de
describir el escenario que se repite cada febrero frente a las
paritarias docentes. Es difícil imaginarnos un país normal en el cual se
festeje el eventual comienzo de las clases sin conflictos previos.
Recordando años anteriores, este año el resultado es alentador; las
clases comenzaron en la mayoría de los distritos en la fecha pautada.
Como bien señaló hace pocos días Esteban Bullrich: “No puede haber
calidad educativa si no hay clases”. Es claro que está en lo correcto.
Que comiencen las clases es urgente, pero no debemos olvidar que lo
importante no es ello, sino que los chicos aprendan dentro de aulas.
Basta de felicitarnos porque empiezan las clases. Que se haya evitado el
paro docente y que comiencen las clases debería ser lo normal, no un
motivo de festejo. Sería motivo de festejo que los chicos, además de
concurrir a las escuelas, adquiriesen una formación mejor que la que
muchos obtienen en la actualidad. Preocupémonos de lo que importa, del
capital humano que los niños desarrollan en las escuelas; de lo
contrario la brecha social seguirá ampliándose entre quienes tienen la
posibilidad de acceder a una buena educación y aquellos a quienes la
vida se los niega.
Como alguna vez señaló Milton Friedman: “Una mejor educación ofrece una
esperanza de reducir la brecha entre los trabajadores más y menos
calificados, de defenderse de la perspectiva de una sociedad dividida
entre los ricos y pobres, de una sociedad de clases en la que una élite
educada mantiene a una clase permanente de desempleados”. Sin duda,
resulta demasiado doloroso el asociarlo a nuestra realidad, pero es útil
realizar el ejercicio.
Basta de discusiones improductivas, lo único que importa es proveer
educación de excelencia, fundamentalmente a aquellos que menos tienen y
más requieren. Al fin y al cabo, qué es la igualdad de oportunidades
sino una buena educación para cualquier niño independientemente de su
cuna.
El Estado debe garantizar la educación obligatoria de todos los
ciudadanos, que sea pública o privada es irrelevante. Lo importante es
que todo niño pueda acceder a ella. Nada mejor que las palabras del
Arzobispo de Montevideo, Cardenal Daniel Sturla, para ilustrarlo: “Si
ponemos al chico en el centro hay que apoyarlo. Sea público o privado,
no importa. Lo que importa es salvar a los chicos concretos porque si no
caen en lo que ya sabemos, la deserción escolar y por tanto lo que eso
trae aparejado: la droga, la esquina, la cerveza”.
Basta de demagogia política, es hora de salvar a nuestros niños, es hora
de realizar una verdadera revolución educativa. No es gratis, todo
cambio mayor en educación generará costos hoy y beneficios en un futuro.
¿Se atreverá el gobierno a soportarlos? De hacerlo, Mauricio Macri será
recordado como un estadista, como el Sarmiento del siglo XXI. De lo
contrario, si bien podrá intentar reordenar el país, no dejará ningún
legado. Sólo de él depende. Deseo ser optimista.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario